7 de Áfricasus gatos salvajes olvidados
Serval (Leptailurus serval)
Con sus largas patas y su oído supersensible, el serval está perfectamente equipado para cazar en la sabana. Este depredador nocturno ha perfeccionado su salto, saltando hasta 3,6 m para aterrizar con precisión sobre su presa, aturdiéndola o matándola en el momento del impacto.
Caracal (Caracal caracal)
Común en toda África, el caracal recibe su nombre de sus llamativas orejas – caracal significa «orejas negras» en turco. Estos pequeños felinos, los más grandes de África, son unos acróbatas extraordinarios, capaces de saltar 3 m en el aire y de abatir varios pájaros de un solo golpe.
Gato de arena (Felis margarita)
Conocidos como «los gatos que cavan agujeros» por los nómadas saharianos, estos pequeños felinos son los únicos que se encuentran exclusivamente en el desierto. El grueso pelaje de las plantas de los pies les protege de la arena caliente y su denso pelaje les mantiene calientes por la noche.
Gato salvaje africano (Felis silvestris lybica)
Una subespecie del gato salvaje más común, el gato salvaje africano tiene una constitución más ligera, menos marcas y una cola afilada. Domesticados por primera vez hace unos 10.000 años en Oriente Medio, estos primeros amigos felinos fueron los ancestros de nuestras mascotas modernas.
Gato dorado africano (Profelis aurata)
El único gato salvaje dependiente de los bosques en África, el escurridizo gato dorado no ha sido estudiado en gran medida y ni siquiera fue captado por una cámara hasta 2002. Estos poderosos y robustos animales tienen aproximadamente el doble de tamaño que un gato doméstico y reciben su nombre por el color de su pelaje.
Gato de patas negras (Felis nigripes)
Los gatos salvajes más pequeños de África se encuentran en las llanuras cubiertas de hierba y los desiertos de Sudáfrica. Solitarios y nocturnos, estos notables supervivientes pueden devorar 3.000 roedores al año. Si no hay agua disponible, pueden obtener toda la humedad que necesitan sólo de la comida.
Gato de la selva (Felis chaus)
A pesar de su nombre, los gatos de la selva en realidad habitan las hierbas altas y los juncos de los humedales de Egipto. Aunque estos cautelosos depredadores son notoriamente difíciles de domesticar, se ha encontrado un pequeño número entre las momias de gatos del Antiguo Egipto.