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Si buscas alejarte de los almidones básicos como la pasta y el arroz, prueba la polenta -un plato similar a las gachas que se hace hirviendo harina de maíz en agua con sal- para añadir algo de variedad a tu dieta. Como fuente moderada de calorías y de algunos nutrientes esenciales, la polenta añade cierto valor nutricional a la dieta de tu familia. Pero es importante controlar las porciones y hacer la polenta con harina de maíz integral para obtener los mayores beneficios.
Nutrición de la polenta
La polenta común está hecha con harina de maíz, agua y sal para sazonar, por lo que la única fuente de calorías en la receta es la harina de maíz. Una porción -hecha con 1/4 de taza de harina de maíz integral- tiene 110 calorías. La mayor parte provienen de sus 24 gramos de hidratos de carbono, que ayudan a alimentar los músculos, el cerebro y otros tejidos para mantener un estilo de vida activo. La polenta es naturalmente baja en proteínas y grasas, aportando sólo 2 gramos de proteína y 1 gramo de grasa por porción.
Una modesta cantidad de fibra
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Algunos minerales esenciales
La polenta no es una fuente excepcional de ningún micronutriente, pero proporciona cantidades modestas de algunos minerales. Entre ellos se encuentra el magnesio, que desempeña un papel crucial en la producción de energía -por lo que ayuda a su familia a metabolizar los nutrientes y a obtener energía de los alimentos- y también es esencial para la salud de los nervios. Una ración de polenta contiene 39 miligramos de magnesio, lo que supone el 12% de las necesidades diarias de magnesio y hasta la mitad de las necesidades de magnesio de los niños, dependiendo de su edad. La polenta también aporta pequeñas cantidades de hierro, zinc y potasio.
Servir la polenta de forma saludable
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No toda la harina de maíz que se vende en el supermercado es de grano entero -de hecho, la mayoría de la harina de maíz que venden es refinada- pero querrás buscarla, ya que la versión refinada tiene menos fibra. La forma de servir la polenta también determina lo saludable que es, porque la polenta hecha con caldo de pollo alto en sodio y cubierta con mucha mantequilla tendrá mucha más sal y grasa que la variedad de harina de maíz y agua. Si necesita un poco más de riqueza, añada un chorrito de aceite de oliva de buena calidad en lugar de mantequilla, o -mejor aún- sirva su polenta con una generosa porción de verduras asadas rociadas con aceite. Limite el tamaño de su porción a 1/2 taza de polenta cocida, o 1/4 de taza para los niños más pequeños, para evitar comer en exceso.