Rey Abdalá II de Jordania – Biografía
Horóscopo : Capricornio
Nacido en Ammán el 30 de enero de 1962, hijo del rey Hussein y de su segunda esposa, la princesa Muna Al Hussein, nacida en Inglaterra, el príncipe Abdalá comenzó su educación en la capital jordana antes de dirigirse a Inglaterra y, posteriormente, a Estados Unidos. Tras completar su educación militar en la prestigiosa Academia de Sandhurst, pasó un año en Oxford estudiando asuntos de Oriente Medio y asistió a la Escuela de Servicio Exterior de la Universidad de Georgetown, en Estados Unidos.
Después de Sandhurst, sirvió en el ejército británico antes de regresar a su patria para ocupar un puesto en las Fuerzas Armadas jordanas. Aunque el hijo mayor de Hussein representaba a su padre en el ámbito diplomático mientras seguía su carrera militar, se pensaba que Abdullah no tendría éxito, sobre todo porque el rey había nombrado heredero a su propio hermano menor, Hassan.
Hombre de acción, Abdullah es aficionado al submarinismo y a las carreras de coches; fue campeón nacional jordano de rallies, además de piloto y paracaidista en caída libre. Disfrazado con una peluca rizada y pantalones vaqueros, tiene fama de mezclarse anónimamente con sus súbditos para medir la opinión pública sobre su gobierno. Su mayor reto como rey será llevar la democracia a Jordania, una tarea para la que admite no tener «un proyecto». Su postura como monarca verdaderamente moderno se ve subrayada por la visión que ha publicado en su página web de «una Jordania con igualdad de oportunidades para todos y sin privilegios especiales para ninguno».
El joven oficial del ejército conoció a su esposa, la palestina nacida en Kuwait Rania, en una cena ofrecida por una de sus hermanas en 1993 y, según cuentan, fue amor a primera vista. Los dos se casaron en junio de ese año y tienen cuatro hijos: El príncipe Hussein, nacido en 1994; la princesa Iman, nacida en 1996; la princesa Salma, nacida en 2000 y el príncipe Hashem, nacido en 2005. Cuando Abdalá subió al trono, Rania era, a sus 28 años, la reina más joven (y, según algunos, la más bella) del mundo.
Los dos viven en un apartamento en los suburbios de Ammán, un regalo de boda del difunto rey que prefieren a cualquiera de los ocho palacios reales repartidos por la ciudad, y son el epítome de la normalidad o de todo lo normal que se puede ser cuando se es de la realeza. Rania sigue acostando a sus hijos ella misma, y su marido no deja de preparar alguna que otra cena.