Stressor
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Un estresor es un agente químico o biológico, una condición ambiental, un estímulo externo o un evento que se considera que causa estrés a un organismo. Desde el punto de vista psicológico, un estresor puede ser un acontecimiento o un entorno que los individuos pueden considerar exigente, desafiante y/o que amenaza la seguridad individual.
Los acontecimientos u objetos que pueden desencadenar una respuesta de estrés pueden incluir:
Los estresores pueden provocar respuestas físicas, químicas y mentales a nivel interno. Los estresores físicos producen tensiones mecánicas en la piel, los huesos, los ligamentos, los tendones, los músculos y los nervios que provocan la deformación de los tejidos y (en casos extremos) el fallo de los mismos. Las tensiones químicas también producen respuestas biomecánicas asociadas al metabolismo y a la reparación de los tejidos. Los factores de estrés físico pueden producir dolor y perjudicar el rendimiento laboral. El dolor crónico y el deterioro que requiere atención médica pueden ser consecuencia de factores de estrés físico extremos o si no hay suficiente tiempo de recuperación entre exposiciones sucesivas. Un estudio reciente muestra que el desorden físico de la oficina podría ser un ejemplo de estresores físicos en un entorno laboral.
Los estresores también pueden afectar a la función mental y al rendimiento. Un posible mecanismo implica la estimulación del hipotálamo, el CRF (factor de liberación de corticotropina) -> la glándula pituitaria libera ACTH (hormona adrenocorticotrópica) -> la corteza suprarrenal secreta varias hormonas del estrés (por ejemplo, cortisol) -> las hormonas del estrés (30 variedades) viajan por el torrente sanguíneo hasta los órganos pertinentes, por ejemplo, las glándulas, el corazón, los intestinos -> la respuesta de vuelo o lucha. Entre este flujo hay un camino alternativo que puede tomarse después de que el estresor se transfiera al hipotálamo, que conduce al sistema nervioso simpático; después de lo cual la médula suprarrenal segrega epinefrina. Los estresores mentales y sociales pueden afectar al comportamiento y a la forma en que los individuos responden a los estresores físicos y químicos.
La vida requiere que todos realicen ajustes repentinos y planificados para satisfacer sus demandas, pero las mayores demandas conllevan un mayor ajuste y posiblemente más estrés. Determinar el impacto de estos diversos estresores permite a los individuos decidir la relación entre los tipos de estresores y el grado de malestar. La identificación de la relación entre el estresor y el estrés debe implicar la cuantificación del impacto de las demandas vitales y de todo el estrés provocado por ellas. Para ello, el individuo utilizará medidas subjetivas y medidas objetivas, dependiendo de la situación. Los individuos determinan el grado de ajuste por sí mismos en las medidas subjetivas, pero un grado de ajuste será o ya ha sido asignado al individuo en una medida objetiva. Los grados de adaptación se miden mediante unidades de cambio de vida, donde una unidad equivale a un grado de adaptación necesario para afrontar el cambio de vida. La práctica de medir las unidades de cambio vital condujo a la creación de muchas escalas compuestas por estas unidades que se adaptan a determinados acontecimientos o situaciones vitales, como la readaptación social y los estudiantes universitarios. Una vez establecida la relación entre el estresor (evento) y el estrés, el individuo puede empezar a centrarse en la magnitud del estrés y en el estrés mismo. Para los acontecimientos vitales con una magnitud de impacto menor, la capacidad de afrontamiento y adaptación puede ser poco compleja y relativamente breve. Pero para otros, los acontecimientos vitales con magnitudes elevadas pueden impactar en la vida de muchas maneras durante un tiempo prolongado. Los diversos factores de estrés enumerados anteriormente pueden tener todos ellos acontecimientos o factores de estrés que van desde los menores hasta los traumáticos. Los eventos traumáticos implican estresores muy debilitantes, y a menudo estos estresores son incontrolables. Los acontecimientos traumáticos pueden agotar los recursos de afrontamiento de un individuo hasta el punto de que éste puede desarrollar un trastorno de estrés agudo o incluso un trastorno de estrés postraumático. El trastorno por estrés agudo es un trastorno psicológico en el que un acontecimiento traumático que pone en peligro la vida o amenaza con una lesión provoca una reacción de miedo e impotencia que dura hasta cuatro semanas. El trastorno de estrés postraumático tiene síntomas que duran más de un mes, y el primer síntoma es la historia de la experiencia de un acontecimiento traumático seguida de una reacción de miedo intenso, impotencia u horror. El acontecimiento traumático se reexperimenta de forma persistente de una de estas maneras: recuerdos angustiosos recurrentes, sueños, flashbacks, ilusiones, o una sensación de revivir la experiencia, y angustia o excitación física por los recuerdos de este acontecimiento. El individuo sufre una evitación persistente de los recuerdos del suceso. Las personas que han sido maltratadas, victimizadas o aterrorizadas suelen ser más susceptibles a los trastornos por estrés. Independientemente de la magnitud del estresor y del estrés, la mayoría de las relaciones entre el estresor y el estrés pueden ser evaluadas y determinadas, ya sea por el individuo o por un psicólogo. Sin la atención adecuada, el estrés puede producir efectos graves en la salud mental y en el sistema inmunitario, lo que a la larga puede provocar efectos en el cuerpo físico. A menudo se toman medidas terapéuticas para ayudar a reponer y reconstruir los recursos de afrontamiento del individuo, al tiempo que se le ayuda a lidiar con el factor estresante actual.