2.5: Colesterol

Valores típicos de los lípidos en el ser humano

El nivel de colesterol en la sangre se mide en miligramos por decilitro (mg/dl), lo que equivale a partes por 100.000. Los niveles varían desde menos de 50 en los bebés hasta una media de 215 en los adultos y hasta 1.200 o más en los individuos que sufren un raro trastorno hereditario llamado hipercolesterolemia familiar. Para los que estamos en el rango normal, aproximadamente dos tercios de nuestro colesterol se transporta como LDL. La mayor parte del resto es transportado por las llamadas lipoproteínas de alta densidad (HDL).

Debido a su relación con las enfermedades cardiovasculares, el análisis de los lípidos séricos se ha convertido en una importante medida sanitaria. La tabla muestra el rango de valores típicos, así como los valores por encima (o por debajo) de los cuales el sujeto puede tener un mayor riesgo de desarrollar aterosclerosis.

• El colesterol total es la suma de
  • el colesterol HDL
  • el colesterol LDL y
  • el 20% del valor de los triglicéridos
• Nota que
  • los valores altos de LDL son malos, pero
  • los valores altos de HDL son buenos (porque el colesterol HDL transporta el colesterol de los tejidos de vuelta al hígado donde se segrega en la bilis).
  • Usando los distintos valores, se puede calcular un
    coeficiente de riesgo cardíaco = colesterol total dividido por el colesterol HDL
  • Un coeficiente de riesgo cardíaco superior a 7 se considera una advertencia.

  En mayo de 2001, un panel de los Institutos Nacionales de Salud recomendó un ataque más agresivo para reducir los niveles de colesterol en la población estadounidense. Además de una mejor dieta y más ejercicio, instaron a que muchas más personas con riesgo de desarrollar enfermedades cardíacas, como

  • fumadores
  • diabéticos
  • personas con presión arterial alta y/o
  • obesidad

  se sometieran a medicamentos para reducir el colesterol.

  Hay varios tipos:

  • Fármacos que interfieren en la capacidad del hígado para sintetizar el colesterol bloqueando la acción de la enzima HMG-CoA reductasa. Se trata de las «estatinas», por ejemplo, lovastatina (Mevacor®), pravastatina (Pravachol®), atorvastatina (Lipitor®).
  • Polvos insolubles («colestipol», «colestiramina») que se unen a los ácidos biliares en el intestino para que, en lugar de reabsorberse, se eliminen en las heces. En compensación, el hígado aumenta su consumo de colesterol en sangre. El principal inconveniente de estos fármacos es que son polvos arenosos y deben consumirse en cantidades bastante grandes.
  • Ácido nicotínico (niacina);
  • «ácidos fíbricos» como el gemfibrozilo y el clofibrato.

  Una cuidadosa atención a la dieta puede conducir por sí misma a una reducción de los niveles de colesterol. En un estudio, los hombres con niveles altos (>265 mg/dl) fueron capaces de reducirlos una media del 3,5% (10 mg/dl) sólo con la dieta. Sus dietas eran bajas en grasa y en colesterol, y no estaba -y sigue sin estar- claro qué aspecto de la dieta contribuyó a la modesta reducción. El colesterol se produce a partir de la grasa y reducir la proporción de grasa en la dieta probablemente ayude. Favorecer las grasas insaturadas frente a las saturadas parece ser beneficioso. Hay pocas pruebas de que la reducción de la ingesta de colesterol sea útil por sí misma. A una ingesta media de colesterol de 300-500 mg al día se une en el intestino una cantidad varias veces superior a la sintetizada por el hígado y parece tener poco o ningún efecto sobre los niveles de colesterol en sangre. Por lo tanto, a la hora de elegir entre una porción de mantequilla y otra de margarina, lo más importante no son los 30 mg de colesterol de la mantequilla (frente a los 0 de la margarina), sino su alto contenido en grasas saturadas (más de 3 veces el de la margarina).