Higroma en perros
Un higroma es una hinchazón llena de líquido rodeada por una gruesa cápsula de tejido fibroso que se desarrolla bajo la piel. Los higromas no suelen ser dolorosos. Pueden formarse sobre cualquier prominencia ósea del cuerpo del perro, como el lado de la articulación del corvejón (tobillo) o sobre el lado de la cadera, pero es más frecuente encontrarlos sobre el codo. Cuando se forman por primera vez, los higromas suelen ser pequeños, blandos y bastante móviles. Puede que nunca crezcan lo suficiente como para notarlo. Si crecen, pueden resultar antiestéticos o duros al tacto. En el peor de los casos, los higromas pueden infectarse, en cuyo caso se vuelven dolorosos y deben tratarse de forma agresiva.
¿Es un higroma un tumor? ¿Qué lo causa?
Los higromas no son tumores. Se producen en respuesta a un traumatismo repetido en el tejido sobre una prominencia ósea. Esta es una de las razones por las que el codo es el lugar más común en el que se desarrollan los higromas. Especialmente en el caso de los perros de razas grandes y gigantes, el traumatismo repetido que supone tumbarse sobre superficies duras -suelos de madera, baldosas u hormigón- puede producir una respuesta inflamatoria en el tejido situado bajo la piel del codo. El cuerpo intenta proteger la zona inflamada creando el equivalente a una «almohada». Si el traumatismo continúa, el higroma aumentará de tamaño.
Los higromas tienden a ser más comunes en los perros que son sedentarios y pasan más tiempo tumbados, aumentando así el tiempo en que se ejerce presión sobre el lugar del higroma. Dicho esto, cualquier perro de raza grande o gigante de cualquier edad está potencialmente en riesgo de desarrollar un higroma si pasa tiempo descansando y durmiendo sobre superficies duras.
¿Cómo se tratan los higromas?
El primer paso en el tratamiento de un higroma es prevenir un trauma mayor proporcionando ropa de cama con un acolchado adecuado. Las camas de espuma de cáscara de huevo o de espuma con memoria pueden proporcionar el mejor acolchado. En las zonas en las que el perro disfruta relajándose, el suelo puede cubrirse con baldosas de espuma entrelazadas como las que se encuentran en los gimnasios y las guarderías. Las superficies acolchadas por sí solas pueden ser todo lo que se necesita para estabilizar el higroma.
En la actualidad existen coderas comerciales diseñadas específicamente para proteger los higromas, con el fin de evitar que crezcan o se infecten y sean dolorosos. Estas coderas se adaptan al tamaño del perro y luego se ajustan para un ajuste preciso. La mayoría de los perros toleran fácilmente las coderas protectoras.
Si el higroma crece hasta alcanzar un tamaño difícil de manejar o se infecta, será necesario tratarlo con una terapia antibiótica adecuada, y puede ser necesario extirparlo quirúrgicamente. La cirugía no aborda la causa subyacente del higroma, por lo que proteger la zona afectada después de la operación será fundamental para una buena curación. Su veterinario le ayudará a decidir cuál es la mejor manera de proceder con el higroma de su perro.
¿Se pueden prevenir los higromas?
Hay varias cosas a tener en cuenta para prevenir los higromas. La más importante es asegurarse de que no se permite que un perro de raza grande o gigante tenga sobrepeso u obesidad. El peso adicional aumenta en gran medida el riesgo de traumatismo en el tejido sobre las prominencias óseas. Además, es importante proporcionar una cama con un acolchado adecuado. Por último, conviene cubrir las superficies duras del suelo en las zonas donde al perro le gusta relajarse.
Una vez que un perro ha desarrollado un higroma, la atención a unos pocos detalles puede evitar que esta afección se convierta en un problema.