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Por favor, grítame

Asa Don Brown
Fuente: Asa Don Brown

¿Cómo definirías los gritos? ¿Has sido alguna vez el receptor de los gritos de alguien? ¿Te consideras alguien que grita con frecuencia? ¿Ha utilizado alguna vez los gritos para reprender, corregir o amonestar a otra persona? ¿Se ha encontrado alguna vez gritando incontroladamente? Si es así, estás en buena compañía, porque un gran porcentaje de nuestra sociedad sigue utilizando los gritos. Sin embargo, ¿qué tiene de bueno gritar y perder el autocontrol personal?

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Un estudio reciente en el Journal of Child Development descubrió que los niños que se crían en un entorno en el que gritar es la forma normal de vida, tienen una mayor probabilidad de desarrollar problemas y afecciones psicológicas. Además, cuando los padres y cuidadores utilizan deliberadamente los gritos como fuente de corrección y disciplina, los niños tienen un mayor riesgo de desarrollar una serie de problemas psicológicos: incluyendo problemas de comportamiento, ansiedad, estrés y depresión.

Los investigadores y los médicos no se ponen de acuerdo sobre los beneficios y los daños de los gritos. Naturalmente, casi todos están de acuerdo en que gritar para proteger a alguien de un daño real y seguro, de una amenaza o incluso de un peligro percibido es aceptable. Aunque hay una gran variedad de razones por las que uno puede gritar, este artículo se centra específicamente en los gritos para castigar, reprender o corregir a otra persona.

Los investigadores están descubriendo ahora que gritar puede resultar tan vil como cualquier otra forma de abuso. Además, los investigadores han descubierto que gritar rara vez elimina o alivia un problema; tampoco hace que los desencadenantes del gritón disminuyan.

¿Por qué gritamos?

«La ira es un ácido que puede hacer más daño al recipiente en el que se almacena que a cualquier cosa sobre la que se vierte». -Mark Twain

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Para muchos, gritar, chillar, menospreciar e insultar personalmente es justificable. De hecho, es muy común que un gritón sea un gritón, un menospreciador y un insultador. Como sociedad, justificamos estos comportamientos excusándolos como cuidado, protección y motivación, pero la realidad es que rara vez hay un entorno en el que gritar sea justificable. ¿Qué se consideraría una razón justificable para gritar? Como sociedad, hemos creado una lista de razones justificables con las que gritar es permisible y aceptable. La lista suele incluir:

  • Corrección y disciplina de los padres
  • Un entrenador, profesor o instructores desean inspirar a sus alumnos
  • la reprimenda y la corrección de un empleador
  • para ganar la atención de otro
  • para imponerse sobre otro
  • para incitar o agitar las emociones
  • para alentar o estimular un resultado particular
  • Como especie, nos dejamos llevar por las emociones, somos impulsivos, nos enfrentamos y nos influye fundamentalmente la oposición. Mientras que como especie somos impulsados por la oposición; los gritos y las confrontaciones verbales rara vez inspiran o motivan positivamente a otro. Cuando se intenta motivar mediante el refuerzo negativo, el estímulo evoca y provoca emociones fuertes. Estas emociones son negativas y resistentes por naturaleza, en lugar de estar influenciadas positivamente. Si motivamos a través de un enfoque positivo, alentador y persuasivo, somos más aptos para crear un ambiente influenciado positivamente

    Asa Don Brown
    Fuente: Asa Don Brown

    Gritar tiene la capacidad de condicionar a quienes reciben o participan en el acto. Es la naturaleza de los gritos lo que los hace reflejar otras formas de castigo corporal. La intención del castigo corporal es corregir, castigar, reprender o reprender a otra persona de forma deliberada y severa. La complejidad de los gritos es su dicotomía de objetivos. Los gritos pueden ser utilizados como fuente de reprimenda y castigo; pueden ser utilizados como fuente de expresión de la excitación, el entusiasmo y la exuberancia; y/o pueden ser utilizados para llamar la atención sobre una amenaza, un riesgo, y/o comunicar una emergencia.

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    Los gritos rara vez son un hecho singular. Las personas que deciden gritar, utilizan los gritos de forma frecuente y repetitiva como una forma de condicionar a los demás para que cumplan una serie de expectativas o deseos específicos. El condicionamiento se utiliza para desarrollar la obediencia o el cumplimiento de otro. Gritar en la forma correctiva es siempre innecesario, excesivo y fastidioso. Como clínico, no tengo reservas en decir que gritar degrada el espíritu humano. Rompe la esencia de la persona que recibe el vicio, y es impropio de la persona que protagoniza o participa en la rabieta. Sí, en la mayoría de los casos, los gritos son una rabieta impulsada por una persona y recibida por otra. Los gritos son uno de los actos de maltrato más reprobables.

    ¿Has escuchado alguna vez la siguiente canción infantil? «Los palos y las piedras pueden romper mis huesos, pero las palabras nunca me harán daño». Si bien los palos y las piedras pueden romper los huesos, son reparables y subsanables. Como clínico, rara vez he conocido a alguien que elija centrarse sólo en el abuso o la lesión física. Más bien, la mayoría de las personas a las que he atendido se centran en el aluvión de retórica emocional, psicológica y verbal.

    Por favor, comprenda que no todos los gritos son inadmisibles, pero gritar para menospreciar, despreciar, minimizar o corregir, debería ser siempre inaceptable. Como clínico, no tengo ninguna reserva en decir que gritar es una de las formas más atroces de rabia. La rabia se produce cuando somos incontrolables, ingobernables y actuamos de forma agresiva. Elegimos usar la rabia, cuando no tenemos otras alternativas conocidas.

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    Estilos de Gritar

    Hay varios estilos, formas y factores motivadores diferentes que nos hacen gritar. Los gritos se producen con frecuencia cuando un individuo está emocionado, encantado, sorprendido o con dolor. Gritar puede estar inspirado por una victoria o una pérdida personal. Puede ocurrir cuando nos falta confianza, autocontrol o seguridad.

    Gritamos mediante un chillido fuerte o abrasivo, un grito, una advertencia, una amenaza o como un deseo expresivo. El deseo puede ser estimulado a través de buenas intenciones o puede estar lleno de malicia, amargura o rabia. Gritar no es siempre un acto malo o dañino; pero determinar lo bueno de lo malo es en cierto modo una hazaña objetiva.

    • Gritar como advertencia: Puede ofrecerse como un aviso previo de la posibilidad o probabilidad de que algo ocurra. Podemos elegir utilizar nuestra voz como indicador de un peligro inminente, un problema o una amenaza inminente. Un ejemplo de este tipo de gritos podría ser: «¡Amanda, cuidado con ese árbol que se cae!».
    • Gritar como un grito o una petición de ayuda: Si gritamos o pedimos ayuda; puede que estemos utilizando nuestra voz para servir de ayuda para evitar un accidente o un incidente crítico; o puede que estemos requiriendo ayuda para evitar un suceso o una situación grave. Un ejemplo de estos gritos puede ser: «¡Ayuda, me he caído y no me puedo levantar!»
    • Gritar como un acto de intimidación, amenaza o violencia: Todos hemos experimentado personal o indirectamente el gritar de forma atroz. Gritar una maldición o una amenaza a alguien puede resultar emocionalmente dañino y es una forma de abuso. «Si vuelves a hacer eso, no seré tu amigo».
    • Gritar como castigo o corrección: Gritar para disciplinar suele ocurrir cuando los padres están al límite. Los padres suelen elegir los gritos como recurso para la disciplina, porque es lo que conocen y han experimentado personalmente. Además, los gritos se convierten a menudo en una necesidad para los padres o las parejas cuando se sienten abrumados, exacerbados y cuando han perdido perceptiblemente el control.
      • Los gritos rara vez muestran poca preocupación por los sentimientos y el bienestar personal de los demás. Es duro y abrasivo y a veces está calibrado para causar daño. Cuando los gritos no se utilizan con fines constructivos (por ejemplo, para advertir a alguien de una amenaza inminente o para solicitar ayuda urgente), son una forma emocional y psicológica de abuso.

        Los beneficios de no gritar

        Evitar el uso de los gritos no es una indicación de que seamos débiles, permisivos, permisivos o que nos falte fuerza personal. Más bien, al evitar los gritos, somos capaces de tener autocontrol personal y ser competentes en los momentos difíciles. La investigación nos ha demostrado de forma clara y definitiva que gritar está asociado a problemas de baja autoestima en los niños. Si evitamos gritar, estamos eligiendo a propósito una forma de comunicación alternativa y más saludable. Esencialmente, estamos mostrando un mayor grado de respeto, dignidad y honor a aquellos con los que interactuamos. Cuando tenemos autocontrol personal, estamos capacitados para gestionar, dirigir y liderar a los demás de forma saludable.

        Distinguir entre gritar y levantar la voz también puede ser un reto. Los gritos se caracterizan por ser una forma de comunicación dura, abrasiva y punitiva. Una voz elevada es una voz firme, pero de apoyo, con la intención de dirigir o liderar. Es importante saber que podemos ser firmes, solidarios y decisivos sin incurrir en el acto de gritar. Gritar es degradante, hostil y amenazante con la intención de castigar. Gritar es condescendiente y degradante, mientras que una voz firme puede ser tranquilizadora, pero de estilo directivo.

        Cuando alguien se comporta mal, pruebe las siguientes formas de comunicación verbal y no verbal:

        • Practique la escucha activa. Asegúrese de participar y comprometerse con la conversación.
        • Sea empático. Intente relacionarse con la otra persona; sea consciente de sus sentimientos, emociones y deseos verbales y no verbales.
        • Hable con calma y suavidad. Hable con confianza y seguridad en sí mismo. Cuando se comunique, hable con una voz tranquila, tranquilizadora y cariñosa.
        • Sea consciente de su demanera. Esté atento a los mensajes verbales y no verbales personales que se comunican.
        • Sea comprensivo. Evite las declaraciones críticas o de juicio. Asegúrese de proporcionar declaraciones alentadoras y apoyo emocional cuando sea necesario.
        • SER EXPLÍCITO. Sea directo y claro con sus deseos. Deje poco espacio para la confusión o la duda.
        • Sea consciente de sus limitaciones personales. Evita involucrarte en entornos en los que no te sientas seguro o no tengas las habilidades necesarias para interactuar. No dude en retirarse de los entornos en los que no se sienta capacitado para participar.
        • Sea vulnerable. Permita que los demás vean su humanidad. Acepta siempre la propiedad de tus errores, equivocaciones o juicios erróneos. Aceptar la responsabilidad personal permite el crecimiento y la maduración personal.
        • Asegura siempre. Proporcione siempre la seguridad de la autoestima y el valor personal del otro; incluso cuando esté actuando. Concéntrese en tratar de eliminar cualquier duda, miedo o inseguridad que la otra persona pueda estar experimentando.
        • PODER. Cuando damos poder a los demás, les estamos dando la autoridad o el poder de tomar decisiones sabias, ofrecer retroalimentación y ser capaces de comunicarse sin vacilación o reserva.
        • SER CONSCIENTE. Al relacionarse con los demás, sea consciente de su comportamiento personal. Considere la posibilidad de utilizar técnicas de respiración, oración o meditación.
        • No debemos castigarnos por cometer errores, sino que debemos encontrar nuevas formas de gestionar nuestra ira, frustraciones y desafíos personales. La Asociación Americana de Psicología afirma que «hacer los cambios que quieres requiere tiempo y compromiso, pero puedes hacerlo. Recuerde que nadie es perfecto. Tendrá fallos ocasionales. Sé amable contigo mismo; los pequeños tropiezos en el camino hacia tus objetivos son normales y están bien. Resuélvete a recuperarte y vuelve a ponerte en marcha». Como individuos, debemos establecer intencionadamente objetivos alcanzables. Establecer objetivos nos ayudará a centrarnos en lo positivo, en lo productivo y en emplear nuevos métodos de comunicación con los demás.

          Como individuos, deberíamos buscar siempre formas de comunicación que sean edificantes, inspiradoras, alentadoras y de apoyo. Incluso cuando corrija a una persona que actúa de forma atroz, asegúrese de ofrecer declaraciones de apoyo y de tranquilidad. Asegúrese de crear un nivel saludable de expectativas.

          Por ejemplo, se debe esperar que los niños recojan sus juguetes, completen una tarea o tengan tareas diarias. Fomenta una fuente de orgullo y propiedad. Alentar a su hijo comienza por las palabras con las que elegimos comunicarnos: «Eres bienvenido a unirte a tus amigos afuera, una vez que hayas completado tu tarea»

          Esté atento y sea responsable de sus palabras. Cuando centramos intencionadamente nuestra atención en el bien de otro individuo, estamos reenganchando nuestra mente a los aspectos positivos de esa persona. Asegúrese siempre de ofrecer el regalo de la aceptación incondicional, la aprobación y la seguridad. Esto enriquecerá la vida de aquellos con los que te relacionas, así como la tuya propia.

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