¿Se puede dejar el aire acondicionado funcionando continuamente?

Hay una idea errónea muy extendida de que dejar un sistema de aire acondicionado funcionando en una configuración baja todo el día y la noche cuando el espacio está desocupado es más eficiente energéticamente que dejar que el espacio se caliente y luego operar la unidad en una configuración alta para enfriarlo cuando sea necesario.
La percepción es que la energía requerida para enfriar una habitación caliente una vez es más que la requerida para mantener la temperatura fresca todo el día; sin embargo, la física detrás de los principios de transferencia de calor nos dice lo contrario.

El calor se transfiere a través de una superficie debido a un diferencial de temperatura. Si la temperatura de un lado de una superficie disminuye, el calor se desplazará hacia ella, haciendo que la temperatura vuelva a subir.

Durante el día, cuando el clima es cálido, el calor exterior tenderá a calentar los espacios interiores de un edificio y se puede suponer que la temperatura interna dejará de subir cuando se iguale a la temperatura exterior. En ese momento, la transferencia de calor ya no se produce y la temperatura no seguirá aumentando. Cuando la habitación vuelve a estar ocupada, el aparato de aire acondicionado sólo tiene que enfriar la habitación una vez para alcanzar la temperatura deseada. Si la unidad de aire acondicionado se deja en funcionamiento durante todo el día, la unidad está constantemente luchando contra el calor que se transfiere a la habitación en lugar de sólo enfriarla cuando es necesario.

Se ha argumentado que esta filosofía es incorrecta, ya que la unidad de aire acondicionado en el primer escenario está funcionando a una configuración más alta, mientras que dejarla encendida todo el día significa que funciona a una velocidad más baja y, por lo tanto, utiliza menos energía; de hecho, las unidades de aire acondicionado funcionan con la máxima eficiencia cuando están funcionando a alta velocidad. Cuando funcionan a alta velocidad, pasa un mayor volumen de aire por las bobinas de la unidad, lo que enfría el refrigerante y, en consecuencia, reduce la presión. Esto reduce el trabajo que debe realizar el compresor, con lo que se consume menos energía. A velocidades más bajas, pasa menos aire por las bobinas y el refrigerante funciona a una temperatura más alta, lo que hace que el compresor consuma más energía.

Utilizar más energía no sólo aumenta sus costes energéticos, sino que también repercute en el medio ambiente, ya que las centrales eléctricas crean contaminación al suministrar nuestra electricidad. Aumentar el ajuste del termostato en su casa en un grado hace que su unidad de aire acondicionado utilice hasta un cinco por ciento menos de energía.

Otros métodos a considerar para reducir el consumo de energía incluyen:

– Instalar un termostato programable. Esto ofrece un mayor control y fiabilidad en torno a la desconexión del aire acondicionado cuando no es necesario. Se pueden programar temporizadores para asegurarse de que la unidad no está funcionando cuando la habitación está desocupada o durante la noche, cuando hace más frío de todos modos, independientemente de la configuración del termostato.

– El uso de ventiladores junto con una unidad de aire acondicionado hará que la habitación se sienta más cómoda, incluso con el termostato ajustado ligeramente más alto. Los ventiladores consumen mucha menos energía que los aparatos de aire acondicionado, ya que se trata de un ventilador en lugar de un compresor, y hacen circular el aire frío por la habitación. El aire en movimiento también crea un efecto de enfriamiento en la piel, haciéndonos sentir más cómodos.