Circo
Orígenes
El circo es de origen relativamente reciente, aunque algunos elementos se remontan a la antigua Roma. Los grandes anfiteatros romanos -llamados circos por la palabra latina que significa «círculo»- se dedicaban sobre todo a combates de gladiadores, carreras de carros, matanza de animales, simulacros de batallas y otros deportes de sangre. La más espectacular de estas arenas, el Circo Máximo, estuvo en funcionamiento durante más de 1.000 años. A primera vista, parecería que estas exhibiciones de carnicería tenían poco en común con los circos modernos, pero es de los primeros circos romanos de donde derivan tradiciones como los animales amaestrados y el desfile previo al espectáculo.
En otros lugares, los pueblos antiguos realizaban otros actos asociados con el circo moderno. Las acrobacias, los actos de equilibrio y los malabares son probablemente tan antiguos como la propia humanidad, con registros de tales actos realizados en Egipto ya en el año 2500 a.C. Los griegos practicaban la danza con cuerda; las primeras civilizaciones africanas realizaban siricasi (una combinación de danzas folclóricas y acrobacias); y los antiguos chinos hacían malabares y actos acrobáticos para los miembros de la corte imperial. Los payasos han existido en casi todas las épocas y civilizaciones, tanto como personajes de farsas como intérpretes individuales.
Durante siglos, sin embargo, no hubo intentos de organizar tales actos en un entretenimiento distinto; más bien, individuos y pequeños grupos de artistas con talentos especializados vagaron por Europa, África y Asia. Estos artistas itinerantes aparecían allí donde se reunían grupos de personas: en los salones de los nobles, en las celebraciones comunitarias y en los mercados. Se dice que en el siglo IX el rey Alfredo el Grande de Inglaterra se entretuvo con un espectáculo de bestias salvajes, y en el siglo XI Guillermo el Conquistador llevó a Inglaterra, desde Francia, grupos de bailarines de cuerda, volatineros y contorsionistas.
Las ferias desempeñaron un papel importante en el desarrollo del comercio en toda Europa desde el siglo VII hasta el período medieval tardío, momento en el que se estandarizaron canales más regulares de comercialización. A partir de entonces, las ferias se convirtieron no tanto en un lugar para el comercio como para el entretenimiento, proporcionando un escaparate para las acrobacias, las hazañas de habilidad, los animales entrenados y otros elementos que más tarde se asociaron con el circo. Sin embargo, a finales del siglo XVIII se consideraban asuntos desagradables, ya que se habían convertido en lugares de reunión de carteristas, ladrones y vagabundos.