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Derivado lácteo o superalimento: ¿Qué es la leche de insecto?

Comer gusanos de la harina o grillos enteros puede parecer desagradable para el paladar no acostumbrado, pero ¿qué pasaría si los insectos pudieran proporcionarnos una fuente de proteínas con la que estuviéramos más familiarizados? En los últimos años, los investigadores han estudiado la posibilidad de la leche de insecto, una alternativa láctea rica en proteínas producida con cucarachas. Aunque la leche de cucaracha aún no ha despegado como el próximo gran superalimento, la startup sudafricana Gourmet Grubb ha ganado adeptos en los últimos meses por su helado a base de insectos y su EntoMilk, productos lácteos alternativos elaborados con larvas de mosca soldado negra.

Foto cortesía de Gourmet Grubb.

La leche de cucaracha llamó la atención por primera vez en 2016, cuando los investigadores descubrieron que este líquido desconocido contenía tres veces más calorías que la leche más calórica de los mamíferos y cuatro veces más que la leche de vaca; pero aunque la «leche» de cucaracha también tiene proteínas y aminoácidos, sigue sin ser realmente leche. En realidad, la leche de cucaracha estudiada por los investigadores es un líquido pálido con el que se alimenta a las crías de las cucarachas escarabajo del Pacífico. Una vez consumida, la «leche» se cristaliza en el estómago de los jóvenes insectos. Estos cristales son los que los científicos acabaron extrayendo para su estudio.

Foto cortesía de Getty Images.

Aunque los cristales de leche de las cucarachas contienen todos los aminoácidos esenciales que necesitamos de los alimentos, cada cucaracha sólo puede producir una cantidad muy pequeña. Se necesitarían más de 1.000 cucarachas para producir 100 gramos de leche; el tiempo y la energía necesarios para criar y procesar tantas cucarachas significa que la leche de cucaracha no es una fuente de alimento viable para los humanos, independientemente de su contenido nutricional. Sin embargo, todavía hay alguna esperanza para la leche de insecto: La EntoMilk de Gourmet Grubb se basa en las larvas de la mosca soldado negra, que pueden criarse a gran escala con un espacio mínimo, lo que las convierte en la opción más sostenible para los productos lácteos a base de insectos.

Foto cortesía de Gourmet Grubb.

Gourmet Grubb destaca que la EntoMilk es más eficiente en cuanto a agua y energía que cualquier leche tradicional. Las larvas de la mosca negra pueden cultivarse en pocos días (no meses) y no producen gases de efecto invernadero. Además de ser respetuoso con el medio ambiente y fácil de cultivar, las reseñas del helado EntoMilk de Gourmet Grubb señalan que tiene un gran sabor y que los clientes volverían a comerlo. Aunque el helado de insectos sólo está disponible actualmente en Sudáfrica, su buena acogida puede demostrar que los consumidores están dispuestos a probar, e incluso a disfrutar, de alimentos basados en insectos elaborados comercialmente.

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