Las Capillas de los Medici
El lugar de descanso final de la familia Medici
Las Capillas de los Medici forman parte del complejo monumental de San Lorenzo. La iglesia de San Lorenzo fue la iglesia oficial de los Medici desde su periodo como residentes privados en su palacio de Via Larga (actual via Cavour), convirtiéndose en su mausoleo que alberga a la mayor parte de la familia.
Giovanni de’ Bicci de’ Medici (fallecido en 1429) fue el primero que quiso ser enterrado allí con su esposa Piccarda en la pequeña Sacristía de Brunelleschi.
Más tarde, su hijo Cosimo el Viejo, fue enterrado en el crucero de la iglesia.
El proyecto de una tumba familiar fue concebido en 1520 cuando Miguel Ángel comenzó a trabajar en la Sacristía Nueva, correspondiente a la Sacristía Vieja de Brunelleschi en el otro lado de la iglesia. Fue sobre todo el cardenal Giulio de’ Medici, futuro papa Clemente VII, quien deseaba erigir un mausoleo para algunos miembros de su familia, su tío Lorenzo el Magnífico, el nieto de Lorenzo, duque de Urbino (1492-1519) y el hijo menor de Lorenzo, Giuliano, duque de Nemours (1479-1516).
La arquitectura se completó en 1524, con sus paredes blancas y su interior de pietra serena basado en los diseños de Brunelleschi. Se entra por la parte trasera de la iglesia de San Lorenzo, y las capillas se dividen en tres partes distintas: la cripta, la Cappella dei Principi (Capilla de los Príncipes) y la Sacristía Nueva.
La cripta es la parte en la que los miembros menores de la dinastía eran enterrados sin ceremonias. En el siglo XIX se ordenó y ahora incluye numerosas losas sepulcrales.
La Capilla de los Príncipes tiene una enorme cúpula diseñada por Buontalenti y comenzada en 1604 pero que no se terminó hasta el siglo XX. Seis de los Grandes Duques de los Medici están enterrados aquí.
La Sacristía Nueva fue construida por Miguel Ángel entre 1520 y 1534 y es un recordatorio de que los Medici eran mecenas ilustrados. Miguel Ángel trabajó en las esculturas de los sarcófagos, pero las únicas que realmente se completaron fueron las estatuas de los duques Lorenzo y Giuliano, las alegorías del Amanecer y el Atardecer, la Noche y el Día y el grupo de la Virgen con el Niño colocado sobre el sarcófago de los dos «magníficos» y flanqueado por los santos Cosme y Damián. Estos últimos fueron ejecutados por Montorsoli y Baccio di Montelupo, alumnos de Miguel Ángel.
Como resultado de la compleja historia de la capilla y su elaborado simbolismo, se han hecho muchas interpretaciones de sus esculturas en la Sacristía Nueva. La figura de la Noche está considerada como una de las mejores obras de Miguel Ángel. En 1976, se descubrieron numerosos dibujos y bocetos realizados en las paredes en un pequeño espacio bajo el ábside y las sacristías de la iglesia. Estos dibujos, cincuenta y seis en total, muestran piernas, pies, cabezas y máscaras, y pueden estar relacionados con las estatuas y la arquitectura de la sacristía.
La Capilla de los Príncipes
La Capilla de los Príncipes fue construida por el arquitecto Matteo Nigetti (1560-1649) en 1604-1640 según los diseños de Don Giovanni de’ Medici, un miembro de la familia que ejercía la arquitectura de forma semiprofesional. El mausoleo es un raro ejemplo en Florencia del estilo barroco, y su enorme cúpula y su fastuoso interior fueron concebidos como monumentos a la grandeza de los Médicis.
Su suntuoso interior octogonal fue concebido para albergar las grandes tumbas ducales y está completamente revestido de piedras duras o mármol, principalmente de origen extranjero; los sarcófagos principescos se completan con estatuas de bronce de los grandes duques colocadas en nichos. La ejecución de las incrustaciones en piedras duras duró tres siglos; el proceso de recubrimiento de los muros, realizado principalmente en los siglos XVII y XVIII, estuvo plagado de problemas debido a las dificultades para trabajar los materiales y a su elevadísimo coste.
La cúpula debió tener originalmente un revestimiento interior de lapislázuli, pero quedó incompleta al final de la época de los Médicis y fue pintada al fresco en 1828 por Pietro Benvenuti con escenas del Antiguo y del Nuevo Testamento por encargo de la casa reinante de Lorena.
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