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[Los experimentos de enfermedades infecciosas realizados en cobayas humanas por los nazis en los campos de concentración]

El autor examinó sistemáticamente todas las publicaciones y documentos web disponibles, con respecto a los experimentos científicamente documentados realizados por los médicos nazis en sus campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial. Esta investigación se centró en los experimentos en humanos relacionados con: la malaria, la tuberculosis, el tifus petequial, la hepatitis viral y los relacionados con las sulfonamidas como agentes antimicrobianos. Los campos de concentración implicados por los programas de experimentación en cobayas humanas fueron: Natzweiler Struthof, Dachau, Mauthausen, Buchenwald, Neuengamme, Ravensbrück, Sachsenhausen y Auschwitz. En total, unos 7.200 prisioneros deportados murieron durante o a causa de estos experimentos (considerando también los ensayos en humanos distintos a los citados anteriormente). Al final de la guerra, varios médicos fueron acusados de crímenes de guerra en dos juicios (Nuremberg y Dachau), y los que fueron declarados culpables fueron condenados a muerte o a años de prisión. Algunos de ellos, incluido el tristemente célebre Josef Mengele, lograron escapar de la captura y ser llevados ante la justicia. Gracias a estos juicios, se ha podido arrojar una luz parcial sobre estos crímenes, que no pocas veces tuvieron como víctimas designadas a niños, seleccionados con una crueldad atroz en secciones especiales de segregación. Las SS fueron la estructura clave que garantizó la máxima eficacia de estos programas experimentales, tanto en la planificación logística como en el sistema de control operativo llevado a cabo en los campos de concentración, y gracias a una estructura médica autónoma y dedicada, que incluía una rígida jerarquía de médicos directamente dependientes del jefe de las fuerzas de las SS (Reichsführer), es decir, el Dr. Heinrich Himmler. Además, cabe destacar que también médicos que no formaban parte del cuerpo de las SS colaboraron en los citados experimentos con cobayas humanas: entre ellos había militares pertenecientes a la Wehrmacht, médicos académicos de universidades alemanas e investigadores que trabajaban en algunas industrias farmacéuticas alemanas, como IG Farben, Bayer y Boehring.

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