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Narcisismo maligno

El psicólogo social Erich Fromm acuñó por primera vez el término «narcisismo maligno» en 1964, describiéndolo como una «grave enfermedad mental» que representa «la quintaesencia del mal». Caracterizó la condición como «la patología más severa y la raíz de la destructividad e inhumanidad más viciosa». Edith Weigert (1967) consideró el narcisismo maligno como una «huida regresiva de la frustración mediante la distorsión y la negación de la realidad», mientras que Herbert Rosenfeld (1971) lo describió como «una forma perturbadora de personalidad narcisista en la que la grandiosidad se construye en torno a la agresión y los aspectos destructivos del yo se idealizan.»

El 11 de mayo de 1968, el psicoanalista Otto Kernberg presentó su ponencia Factores en el tratamiento psicoanalítico de las personalidades narcisistas, a partir del trabajo del Proyecto de Investigación en Psicoterapia de la Fundación Menninger, en la 55ª Reunión Anual de la Asociación Psicoanalítica Americana en Boston. La ponencia de Kernberg se publicó por primera vez en papel el 1 de enero de 1970. En la ponencia de Kernberg de 1968, publicada por primera vez en 1970 en el Journal of the American Psychoanalytic Association (JAPA), la palabra «maligno» no aparece ni una sola vez, mientras que «patológico» o «patológicamente» aparece 25 veces.

Desarrollando más estas ideas, Kernberg señaló que la personalidad antisocial era fundamentalmente narcisista y sin moral. El narcisismo maligno incluye un elemento sádico creando, en esencia, un psicópata sádico. En su artículo, «narcisismo maligno» y psicopatía se emplean indistintamente. Kernberg propuso por primera vez el narcisismo maligno como diagnóstico psiquiátrico en 1984. Hasta ahora no ha sido aceptado en ninguno de los manuales médicos, como la CIE-10 o el DSM-5.

Kernberg describió el narcisismo maligno como un síndrome caracterizado por un trastorno narcisista de la personalidad (NPD), rasgos antisociales, rasgos paranoides y agresión egosintónica. Otros síntomas pueden incluir una ausencia de conciencia, una necesidad psicológica de poder y un sentido de importancia (grandiosidad). El psicoanalista George H. Pollock escribió en 1978: «El narcisista maligno se presenta como patológicamente grandioso, carente de conciencia y de regulación de la conducta, con demostraciones características de alegre crueldad y sadismo». Cabe destacar que M. Scott Peck utiliza el narcisismo maligno como una forma de explicar la maldad.

Kernberg creía que el narcisismo maligno debía considerarse parte de un espectro de narcisismo patológico, que según él iba desde el carácter antisocial de Hervey M. Cleckley (lo que ahora se conoce como psicopatía o personalidad antisocial) en el extremo superior de la gravedad, pasando por el narcisismo maligno, y luego por el trastorno narcisista de la personalidad en el extremo inferior. Así, según la jerarquía de Kernberg, la psicopatía supera al narcisismo maligno como forma más extrema de narcisismo patológico. El narcisismo maligno puede distinguirse de la psicopatía, según Kernberg, por la capacidad del narcisista maligno de interiorizar «tanto los precursores agresivos como los idealizados del superego, lo que conduce a la idealización de los rasgos agresivos y sádicos del yo patológico grandioso de estos pacientes». Según Kernberg, la postura paranoica del psicópata frente a las influencias externas hace que no quiera interiorizar ni siquiera los valores del «agresor», mientras que los narcisistas malignos «tienen la capacidad de admirar a las personas poderosas, y pueden depender de imágenes parentales sádicas y poderosas pero fiables». Se dice que los narcisistas malignos, en contraste con los psicópatas, también son capaces de desarrollar «cierta identificación con otras figuras poderosas idealizadas como parte de una ‘pandilla’ cohesiva… que permite interiorizar al menos cierta lealtad y buenas relaciones de objeto». «Algunos de ellos pueden presentar un comportamiento antisocial racionalizado -por ejemplo, como líderes de bandas sádicas o grupos terroristas…con capacidad de lealtad hacia sus propios compañeros»

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