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Resumen

La historia de B. hominis es única. Pocos agentes infecciosos han provocado los numerosos equívocos que asolan a esta enigmática ameba parásita. Las descripciones contradictorias de su naturaleza y patogénesis han continuado a lo largo del siglo XX. Como se ha visto en el gran número de informes de los últimos años, B. hominis es ahora un importante objeto de estudio, sobre todo en busca de pruebas de la causalidad de la enfermedad. Los médicos están tratando a pacientes con enfermedades intestinales causadas por B. hominis. Muchos casos leves se resuelven en unos 3 días sin tratamiento, pero otros son agudos y la enfermedad crónica es frecuente. Al igual que en el caso de E. histolytica, el estado de portador suele ser asintomático. El tratamiento suele ser con metronidazol, pero también son eficaces la emetina (para infecciones refractarias), el trimetoprim-sulfametoxazol y la pentamidina. En las muestras fecales, este complejo protozoo aparece en una variedad de formas celulares que dificulta el diagnóstico microscópico. Todavía no se dispone de una prueba específica de anticuerpos fluorescentes para el diagnóstico. Existe un método de cultivo para demostrar la forma CB, más fácil de reconocer, pero probablemente no sea factible para la mayoría de los laboratorios de diagnóstico. Las formas celulares comunes son la forma CB, la forma granular (mitocondrias) y la forma ameba. La inesperada gama de tamaños de estas formas en el material clínico, desde el tamaño de la levadura (unas 7 micras) hasta las células gigantes de 20 a 40 micras, dificulta el diagnóstico. El B. hominis anaerobio no tiene forma de quiste. Sus mitocondrias son exclusivamente anaerobias y no tienen proteína citocromo ni enzimas mitocondriales oxidativas. Debido a sus numerosas formas celulares y a sus mitocondrias anaerobias, B. hominis es un organismo de gran interés para el estudio morfológico y bioquímico. La reproducción es asexual, generalmente por fisión binaria. La shizogonía se produce en células cultivadas. El CB parece ser un orgánulo cuya finalidad específica es la reproducción por shizogonía. De la esquizogonia se derivan de 2 a 30 progenies. La forma ameba se reproduce por plasmotomía; no tiene CB. La patología de las infecciones por B. hominis se ha estudiado en cobayas gnotobióticas en las que se observó inflamación de la mucosa intestinal e invasión de las capas superficiales. Sólo se dispone de estudios limitados sobre la patología en humanos. Los que han estudiado la histopatología de la mucosa informan de inflamación y cambios celulares que se resuelven tras el tratamiento. Está muy indicado realizar más estudios en este ámbito (32, 44, 57, 62, 67, 75). Los detalles ultraestructurales de las principales formas de B. hominis, excepto el esquizonte, son completos. El organismo no tiene pared celular. El CB concéntrico ocupa hasta el 95% de la célula. Los principales orgánulos, que incluyen múltiples núcleos, el aparato de Golgi, las mitocondrias, el retículo endoplásmico, la grasa y otras inclusiones, están confinados en dos o cuatro vainas opuestas en una fina banda de citoplasma periférico entre la membrana plasmática completa esférica y la membrana del CB. Las vainas abomban la membrana CB hacia dentro. Hay evidencia de un endosimbionte bacteroide. Es necesario educar sobre B. hominis. La introducción de los últimos descubrimientos en los nuevos libros de texto es imprescindible para su comprensión por parte de los médicos. El personal de laboratorio debe conocerlo por muchas razones. El College of American Pathologists incluye a B. hominis en sus muestras de pruebas de aptitud y exige que se informe de su presencia en las muestras clínicas.

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