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Por qué Final Fantasy VII Remake es mi juego del año

Me pasé mucho tiempo en Final Fantasy VII Remake mirando hacia arriba. En Midgar, el cielo está obstruido por placas de metal, barreras físicas que separan a los ciudadanos oprimidos de sus homólogos ricos. Es un recordatorio silencioso de que en este lugar nadie es libre. Los caminos de la gente ya están escritos.

Final Fantasy VII Remake es precisamente eso: un recuento del icónico juego de rol japonés de 1997 que convirtió a Final Fantasy en un nombre familiar. Cloud Strife, un melancólico mercenario con un pasado manchado, se enreda con Avalanche, un grupo radical que lucha contra una malvada corporación con aspiraciones que están destruyendo el planeta. Se trata de un viaje desde Midgar, la bulliciosa metrópolis en la que se ambienta el juego inicialmente, hasta una aventura que recorre el mundo y que serpentea por el pasado de los personajes tanto como por su problemático futuro. Ah, y hay un tipo malvado con un flequillo que desafía la gravedad y una espada más grande que su cuerpo. Es una especie de tema.

Pero FFVII Remake no es la historia completa del juego original. Apenas es el primer acto. El juego se desarrolla íntegramente en Midgar, y Square Enix ha optado por convertir una experiencia que antes duraba unas pocas horas en un juego completo, una visión episódica que no debería funcionar y que, sin embargo, lo hace. FFVII Remake no es sólo un trabajo de pintura de gran presupuesto; es una versión completamente nueva que parece hecha con cariño. Hace que el juego original parezca un plano de lo que siempre debió ser su historia.

Hay mucho que ver y hacer en Midgar, ya sea ejecutar peticiones para el extrañamente llamado interno Chadley, rescatar gatos, aprender a bailar en drag, peleas de motos, o simplemente pasar tiempo con el entrañable reparto del juego. La ciudad se siente viva de una manera que el juego original nunca pudo lograr. Los personajes que apenas aparecían hace dos décadas, como la eternamente sedienta Jessie, miembro de Avalanche, se sienten ahora como personalidades cuidadosamente consideradas. FFVII Remake insufla nueva vida a su tripulación, ya sea cuando Cloud admite apresuradamente que le queda muy bien el vestido o cuando la dulce florista del juego, Aerith, dice palabrotas.

Pero a Square Enix le interesa algo más que la historia que creó originalmente. El acto final de Final Fantasy VII Remake retuerce la narrativa que los fans siempre han conocido de una forma metatextual extraña, pero emocionante. Cloud y sus amigos no sólo luchan contra el destino, sino también contra las ideas preconcebidas de los propios fans que los han idolatrado. En los momentos finales del juego, se enfoca un cielo sin obstáculos. El futuro es, por primera vez en décadas, desconocido.

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