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¿Qué comía el T. Rex? ¿Comida de pastoreo? ¿Carne podrida? ¿A sí mismo?

El 25 de enero, los investigadores de la Sociedad Zoológica de Londres publicaron lo que se suponía que era una respuesta definitiva a la pregunta tan debatida: ¿Qué comía el Tyrannosaurus rex? Utilizando un modelo ecológico derivado de las relaciones entre depredadores y presas en el Serengeti, los científicos determinaron que el rey de los dinosaurios ciertamente no buscaba carroña, sino que recorría vastos territorios cazando especies de pastoreo como el Triceratops. En resumen, en palabras de un comunicado de prensa, «el T. rex cazaba como un león, en lugar de carroñear regularmente como una hiena».

Pero entonces, el 9 de febrero, se publicó otro estudio en la revista de acceso abierto PLoS ONE que parecía demostrar que el depredador no podría haber sido un cazador tan noble. En una región de 1.000 kilómetros cuadrados en Montana, llamada Formación Hell Creek, se encontró el mismo número de esqueletos fosilizados de T. rex que de especímenes de Edmontosaurus, el dinosaurio que se pensaba que era la presa principal de T. rex.

Típicamente, uno esperaría tres o cuatro veces más presas que depredadores.

«Esto dice que el T. rex no es un guepardo, no es un león», dijo Jack Horner, un paleontólogo del Museo de las Rocosas en Montana que codirigió el estudio con Mark Goodwin en la UC Berkeley. «Es más bien una hiena».

En un comunicado de prensa, explicó que la capacidad de depredar cosas muertas además de vivas hace que los «depredadores oportunistas» como las hienas sean dos veces más abundantes que los depredadores superiores como los leones y los guepardos. El tamaño aparente de la población del T. rex lo sitúa en el lado de las hienas de la dicotomía.

Extrañamente, pues, en lo que respecta a la cuestión de si el T. rex comía como un león o como una hiena, dos métodos de investigación diferentes han apuntado con gran seguridad en direcciones polarmente opuestas. Y aún hay una tercera dirección en juego.

Un estudio publicado en octubre de 2010 por el investigador de Yale Nick Longrich y sus colegas afirmaba que los dinosaurios tiranos en cuestión no sólo se cebaban con individuos más dóciles o muertos que ellos. También se comían entre ellos. Longrich encontró enormes marcas de mordiscos que sólo podrían haber sido hechas por el T. rex en varios huesos fosilizados de brazos y piernas del T. rex. Los científicos creen que las marcas definitivamente fueron el resultado de comer carne.

Desgraciadamente, sin embargo, esta nueva evidencia de canibalismo del T. rex no responde a la pregunta de si el dinosaurio solía hurgar en la basura o sólo cazaba presas vivas, ya que Longrich no está seguro de si las marcas de mordedura que encontró fueron infligidas mucho después de que cada espécimen muriera o inmediatamente después de que fuera asesinado en una pelea.

Así que, tal y como están las cosas, nadie sabe muy bien qué pensar.

Artículo original en Live Science.

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