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Quiste óseo aneurismático | Diagnóstico y tratamientos

¿Cómo se diagnostican los quistes óseos aneurismáticos?

El primer paso para tratar a su hijo es formar un diagnóstico preciso y completo.

El médico de su hijo podría solicitar una serie de pruebas diferentes para determinar el tipo exacto de quiste, su tamaño y su ubicación. Estas pruebas pueden incluir:

  • un examen físico, que incluye la comprobación de la zona en la que se encuentra el quiste
  • radiografías para determinar el tamaño del quiste y si existe riesgo de fractura
  • imagen por resonancia magnética (IRM), que produce imágenes detalladas del hueso en el que se encuentra el quiste y determina las características internas del quiste y el tipo específico de quiste
  • tomografía computarizada (TC o TAC), que se utiliza en algunos casos para obtener una imagen más clara de la lesión ósea
  • una biopsia o muestra de tejido, recogida del quiste a través de una aguja para proporcionar información definitiva sobre el tipo de quiste
  • Después de completar todas las pruebas necesarias, su médico revisará y discutirá lo que ha aprendido sobre la condición de su hijo. A continuación, nos reuniremos con usted y su familia para hablar de los resultados y perfilar las mejores opciones de tratamiento.

    ¿Cuáles son las opciones de tratamiento para los quistes óseos aneurismáticos?

    El médico de su hijo determinará un curso específico de tratamiento basado en varios factores, incluyendo:

    • la edad de su hijo, su estado de salud general y su historial médico
    • la localización del quiste
    • el riesgo de fractura
    • si el quiste ha reaparecido
      • Los quistes óseos aneurismáticos se expanden y deforman el hueso implicado. En algunos casos, esto puede provocar daños en las articulaciones o una fractura patológica (una fractura que se produce sin traumatismo). También causan dolor e hinchazón alrededor del lugar de los quistes y, por lo general, no desaparecen por sí solos. Para evitar un daño permanente en el hueso, es necesaria la cirugía para curar estos quistes.

        Las opciones de tratamiento varían mucho, dependiendo de la situación de su hijo. Su médico y otros miembros del equipo de atención médica discutirán las opciones con usted en profundidad.

        Existe la posibilidad de que se produzca una pérdida excesiva de sangre durante una operación para extirpar los quistes óseos aneurismáticos debido a los vasos sanguíneos anormales que pueden estar implicados. Como resultado, la cirugía implica una planificación muy cuidadosa.

        Antes de la cirugía, un radiólogo puede realizar un procedimiento llamado embolización arterial. Esto bloquea el flujo sanguíneo en los vasos anormales que están involucrados con el quiste. Esto reduce el riesgo de sangrado excesivo durante la cirugía. Para determinar si su hijo puede someterse a la embolización arterial sin complicaciones, su médico puede utilizar un angiograma, una radiografía especial que permite a los médicos visualizar los vasos sanguíneos implicados.

        El tratamiento del quiste probablemente implicará una o más de las siguientes cirugías realizadas por un cirujano ortopédico pediátrico.

        Curetaje e injerto óseo

        El tratamiento más común para un quiste óseo aneurismático, es una operación durante la cual el quiste se raspa del hueso con un instrumento especial llamado cureta que tiene una cuchara, bucle o anillo en su punta. El procedimiento en sí se denomina legrado.

        La cavidad restante se rellena entonces con tejido óseo de un donante (llamado aloinjerto), virutas de hueso tomadas de otro hueso (autoinjerto) u otros materiales.

        Legado ampliado

        En algunos casos, los cirujanos ortopédicos de Children’s realizan un legrado «ampliado» utilizando un instrumento especial (una cureta) para eliminar capas adicionales de células alrededor del quiste óseo. Esto es simplemente un tipo más agresivo del procedimiento descrito anteriormente. Se realiza para reducir el riesgo de que el quiste vuelva a crecer.

        Escisión marginal o amplia

        Esta operación elimina la parte del hueso que involucra los quistes en sus márgenes o más allá de sus márgenes (conocida como escisión amplia). La escisión amplia se recomienda cuando el quiste se encuentra en huesos considerados prescindibles, como las costillas o el peroné. Se evita siempre que sea posible cuando el quiste se produce en un lugar que podría comprometer la función del hueso.

        Escleroterapia

        Se trata de una prometedora técnica no quirúrgica para curar los quistes óseos aneurismáticos. En lugar de operar para extirpar el quiste, los médicos inyectan sustancias químicas especiales en el quiste para promover la creación de tejido cicatricial. Este tejido cicatrizal acaba curándose y endureciéndose hasta convertirse en hueso, curando el quiste sin necesidad de una cirugía abierta.

        Crioterapia

        Debido a que es posible que el quiste vuelva a crecer, este procedimiento, que congela quirúrgicamente el quiste, se utiliza a veces además del curetaje y el injerto óseo. Sin embargo, se asocia a complicaciones como la fractura del hueso, la lesión del nervio y otras.

        ¿Cuál es el pronóstico a largo plazo para un niño con quistes óseos aneurismáticos?

        Los quistes óseos aneurismáticos vuelven a aparecer en un 20 por ciento de las ocasiones. Para tratar los quistes que reaparecen, los médicos de Children’s proporcionan atención de seguimiento cada tres meses durante los dos primeros años después del tratamiento. Los quistes óseos aneurismáticos recurrentes se tratan con las mismas técnicas, aunque el cirujano ortopédico de su hijo puede optar por un tratamiento más agresivo para evitar nuevas recidivas.

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