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Ser gay es tan saludable como ser heterosexual

En la década de 1950, la Dra. Evelyn Hooker estudió a 30 varones homosexuales y a 30 varones heterosexuales reclutados a través de organizaciones comunitarias. Los dos grupos fueron emparejados por edad, coeficiente intelectual y educación. Ninguno de los hombres estaba en terapia en el momento del estudio. El Dr. Hooker administró tres pruebas proyectivas, que miden los patrones de pensamientos, actitudes y emociones de las personas: el Rorschach, en el que las personas describen lo que ven en manchas de tinta abstractas, la Prueba de Apercepción Temática y la Prueba de Hacer una Historia (Make-A-Picture-Story Test), en la que las personas cuentan historias sobre diferentes imágenes. Sin conocer la orientación sexual de cada sujeto, dos expertos independientes en Rorschach evaluaron la adaptación general de los hombres utilizando una escala de 5 puntos. Clasificaron a dos tercios de los heterosexuales y a dos tercios de los homosexuales en las tres categorías más altas de adaptación. Cuando se les pidió que identificaran qué protocolos de Rorschach se obtuvieron de homosexuales, los expertos no pudieron distinguir la orientación sexual de los encuestados a un nivel mejor que el del azar. Un tercer experto utilizó los protocolos TAT y MAPS para evaluar el ajuste psicológico de los hombres. Al igual que con las respuestas de Rorschach, las calificaciones de ajuste de los homosexuales y heterosexuales no difirieron significativamente». Basándose en estos resultados, el Dr. Hooker sugirió provisionalmente que los homosexuales eran tan normales psicológicamente como los heterosexuales.

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