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Abriendo las puertas de la gloria

Si The Doors sólo hubiera grabado este disco, su leyenda y su cantante, Jim Morrison, serían igual de grandes. Uno de los mayores debuts de la historia, The Doors es una llamada a la rebeldía y a la rebeldía por parte de la banda que era la imagen de todos los peligros que rodeaban a la juventud y al rock.
Si suena musicalmente perfecto es porque la banda llevaba más de un año tocando estas canciones en lugares como el Whiskey A Go Go de Los Ángeles. Allí fue donde Morrison desarrolló su sentido de la teatralidad, lo que le hizo ser expulsado del club cuando emuló a Edipo gritando «¿Madre?, Sí hijo… quiero follar contigo». A pesar de que el montaje del disco hizo inaudible esa parte, The End sigue siendo una de las canciones más inquietantemente bellas de la historia del rock, y sirve tanto para apoyar las teorías sexuales de Freud como para ser una excelente banda sonora de la locura de la guerra de Vietnam en una película como Apocalypse Now. Por supuesto, el disco va mucho más allá de The End, prueba de ello es que algunas otras canciones del disco son Light My Fire, Break On Through (To the Other Side) y The Crystal Ship.

El disco se grabó en agosto de 1966 mientras The Doors tocaba en el Whiskey A Go Go, la mayor parte de su repertorio fue compuesto por Morrison, pero, justo antes de que empezaran a grabar, le dijo a la banda que aportara sus propias canciones además de quitarse todo el peso de encima. El más diligente fue el guitarrista Robby Krieger, que en su primer intento compuso una de las canciones más memorables del siglo XX, Light My Fire. Cuando llevó la canción al ensayo quedaron encantados e hicieron sus aportaciones, Morrison remató la letra con piezas propias como «la pira funeraria», mientras que Ray Manzarek se encargó de terminar la increíble introducción donde hace gala de su clásica formación.

Krieger brilla en todo el disco con su SG enchufada a un Fender Twin Reverb sin más accesorios que la magia de sus dedos. En The End se aprecian las influencias de Ravi Shankar y Coltrane en su música, dándole su propio estilo, en el solo de Light My Fire podemos hablar de lo que los gitanos llaman ‘duende’ y Break On Through demuestra que también es capaz de hacer riffs que harían sentir orgulloso a Elmore James. Pero este disco es más que las canciones populares, The Crystal Ship es una de las mejores baladas de su carrera, Twentieth Century Fox, I Looked at You y Take It As Easy As It Comes son irresistibles (además de únicas, junto con Light My Fire, que son las únicas pistas que incluyen un bajo, gracias a Larry Knechtel), mientras que End of the Night es hipnótica en su belleza. Luego están las dos fabulosas versiones del disco, el blues salvaje de Back Door Man, de Willie Dixon, y el sentimiento circense/cabaretero de Alabama Song (Whiskey Bar), de Bertolt Brecht y Kurt Weill.

The Doors supuso un paso de gigante para convertir el rock en algo serio y artístico, una forma de expresión con sus propias reglas. Su lanzamiento en enero de 1967 fue el preludio de la explosión psicodélica del 67, y la mejor mirada posible a las grandes cosas que vendrían ese mismo año, desde el Sgt. Pepper’s, pasando por Are You Experienced? hasta los debuts de Velvet Underground y Pink Floyd.

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