Albión
Existe una leyenda en varias formas que dice que los gigantes fueron los habitantes originales, o los fundadores de la tierra llamada Albión.
Geoffrey de MonmouthEditar
Según la Historia Regum Britanniae («La historia de los reyes de Gran Bretaña») del siglo XII de Geoffrey de Monmouth, la diosa Diana le dijo al exiliado Brutus de Troya;
¡Brutus! hay más allá de los límites galos
Una isla que el mar occidental rodea,
Por gigantes una vez poseídos, ahora quedan pocos
Para impedir tu entrada, u obstruir tu reinado.
Para llegar a esa orilla feliz tus velas emplean
Allí el destino decreta levantar una segunda Troya
Y fundar un imperio en tu línea real,
Que el tiempo nunca destruirá, ni los límites confinarán.– Geoffrey de Monmouth, Historia de los reyes de Gran Bretaña/Libros 1, 11
Después de muchas aventuras, Bruto y sus compañeros troyanos escapan de la Galia y «zarpan con buen viento hacia la isla prometida».
«La isla se llamaba entonces Albión, y no estaba habitada más que por unos pocos gigantes. A pesar de ello, la agradable situación de los lugares, la abundancia de ríos repletos de peces, y la atractiva perspectiva de sus bosques, hicieron que Bruto y su compañía estuvieran muy deseosos de fijar su morada en ella.» Después de repartirse la isla entre ellos, «al final Bruto llamó a la isla con su propio nombre, Britania, y a sus compañeros, Britanos, porque de esta manera deseaba perpetuar la memoria de su nombre». Geoffrey continúa relatando cómo los últimos gigantes son derrotados, el más grande de ellos, llamado Goëmagot, es arrojado por un acantilado por Corineus.
Historia de Albina anglo-normandaEditar
Más tarde, en el siglo XIV, se desarrolló una historia más elaborada, afirmando que Albina y sus hermanas fundaron Albión y procrearon allí una raza de gigantes. La «historia de Albina» sobrevive en varias formas, incluyendo el poema anglo-normando octosilábico «Des grantz geanz» que data de 1300-1334. Según el poema, en el año 3970 de la creación del mundo, un rey de Grecia casó a sus treinta hijas con la realeza, pero las altivas novias se confabularon para eliminar a sus maridos y así no estarían sometidas a nadie. La más joven no quiso ser partícipe del crimen y divulgó el complot, por lo que las demás princesas fueron confinadas en un barco sin timón y a la deriva, y después de tres días llegaron a una tierra deshabitada que más tarde se conocería como «Bretaña». La hija mayor, Albina, fue la primera en desembarcar y reclamar la tierra, dándole su nombre. Al principio, las mujeres recogían bellotas y frutos, pero una vez que aprendieron a cazar y a obtener carne, esto despertó sus deseos lascivos. Como no había otros humanos en la tierra, se apareaban con espíritus malignos llamados «íncubos», y posteriormente con los hijos que engendraban, engendrando una raza de gigantes. Estos gigantes son evidenciados por los enormes huesos que se desenterraron. Bruto llegó 260 años después de Albina, 1136 antes del nacimiento de Cristo, pero para entonces sólo quedaban 24 gigantes, debido a las luchas internas. Al igual que en la versión de Geoffrey de Monmouth, la banda de Brutus se apodera posteriormente de la tierra, derrotando a Gogmagog en el proceso.
Manuscritos y formasEditar
El poema octosilábico aparece como prólogo en 16 de los 26 manuscritos de la versión corta del Brut en prosa anglonormanda, que deriva de Wace. El octosílabo no es la única forma del Des Grantz Geanz anglonormando, hay cinco formas, las otras son: el alejandrino, la prosa, el verso corto y la versión corta en prosa. La adaptación latina de la historia de Albina, De Origine Gigantum, apareció poco después, en la década de 1330. Ha sido editada por Carey & Crick (1995), y traducida por Ruth Evans (1998).
Las hijas de DioclecianoEditar
Una variante del cuento aparece en la prosa del inglés medio Brut (ed. Brie, The Brut or the Chronicles of England 1906-1908) del siglo XIV, una interpretación inglesa del Brut anglonormando derivado de Wace. En el prólogo de esta crónica, fue el rey «Dioclician» de «Surrey» (Siria), quien tuvo 33 hijas, la mayor de las cuales se llamaba «Albyne». Todas las princesas fueron desterradas a Albión tras conspirar para asesinar a sus maridos, donde se emparejaron con los demonios locales; su descendencia se convirtió en una raza de gigantes. La crónica afirma que durante el viaje Albyne confió el destino de las hermanas a «Appolyn», que era el dios de su fe. El rey sirio que era su padre se parece mucho a un emperador romano, aunque Diocleciano (siglo III) sería anacrónico, y Holinshed lo explica como una chapuza de la leyenda de Danaus y sus cincuenta hijas que fundaron Argos.
Tratamiento posterior del mitoEditar
Debido a que la obra de Geoffrey de Monmouth se consideró un hecho hasta finales del siglo XVII, el relato aparece en la mayoría de las primeras historias de Gran Bretaña. Wace, Layamon, Raphael Holinshed, William Camden y John Milton repiten la leyenda y aparece en The Faerie Queene de Edmund Spenser.
En los poemas Milton y Jerusalem de William Blake aparece Albión como un gigante arquetípico que representa a la humanidad.
En 2010, el artista Mark Sheeky donó el cuadro de 2008 «Two Roman Legionaries Discovering The God-King Albion Turned Into Stone» (Dos legionarios romanos descubriendo al dios-rey Albión convertido en piedra) a la colección del Museo Grosvenor.