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Cambios benignos en las mamas asociados con el embarazo y la lactancia

Aunque la mayoría de los cambios en las mamas durante y después del embarazo son benignos, una palabra de advertencia: el cáncer de mama puede producirse, y de hecho se produce, en mujeres embarazadas y madres recientes. Cualquier síntoma inusual, como un bulto o una zona irritada, debe ser comunicado a su médico de inmediato. Siempre es mejor pecar de precavida y hacer que lo comprueben.

Si tiene una masa mamaria, es probable que su médico le examine la mama y le pida un estudio (o varios) de imagen. La mamografía con un escudo abdominal (un escudo especial para proteger al feto de la exposición a los rayos X) se considera segura. Sin embargo, la ecografía -que utiliza ondas sonoras en lugar de rayos X- suele ser la prueba de elección. Puede ayudar al médico a diferenciar entre un quiste, que está lleno de líquido, y un crecimiento que tiene algunas partes sólidas. Un quiste podría tener que ser aspirado (drenado con una aguja fina), y una masa sólida podría requerir una biopsia con aguja gruesa para descartar el cáncer. Para obtener más información, visite Detección del cáncer de mama durante el embarazo.

Durante la lactancia, un problema aún más común es la infección, que puede causar dolor, enrojecimiento e inflamación. Las infecciones mamarias pueden ser bastante persistentes, pero la mayoría responden al tratamiento con antibióticos. Si los síntomas no mejoran, el médico debe descartar la posibilidad de un cáncer de mama inflamatorio. Se trata de una forma agresiva pero poco frecuente de cáncer de mama que aparece por primera vez como una zona de enrojecimiento e irritación de la piel, en lugar de un bulto definido. Es posible que su médico tenga que pedir una biopsia de piel o de tejido para estar seguro.

Para la mayoría de las mujeres, los cambios en la mama durante el embarazo y la lactancia resultan ser benignos. Cualquiera de las afecciones benignas ya comentadas en esta sección puede aparecer en una mujer embarazada. Las siguientes son afecciones benignas asociadas específicamente con el embarazo y la lactancia. Ninguna está asociada a un mayor riesgo de desarrollar cáncer de mama.

Adenoma lactante

El adenoma lactante es la causa más común de una masa mamaria en una mujer embarazada o en periodo de lactancia. Un adenoma es un tumor formado principalmente por tejido glandular. Puede ser provocado por las hormonas asociadas al embarazo y la lactancia. Puede tener un adenoma lactante o muchos. Los crecimientos se mueven libremente, tienen bordes claros y suelen contener múltiples lobulillos (lobulados).

Galactoceles

Los galactoceles son quistes llenos de leche que se cree que son el resultado de la obstrucción de un conducto durante la lactancia. El primer síntoma suele ser una masa sensible en la mama. La ecografía puede confirmar que se trata de un quiste. En algunos casos se puede drenar el galactocele para aliviar los síntomas. Las compresas frías o los paquetes de hielo y un sujetador cómodo y con soporte pueden ayudar. Si el galactocele vuelve a aparecer, se puede volver a drenar. En un pequeño número de casos, puede provocar una infección que requiere tratamiento con antibióticos.

Secreción del pezón con sangre

Durante el embarazo o la lactancia, muchas mujeres experimentan una secreción del pezón con sangre. Esto puede deberse a un traumatismo o a algún problema subyacente que puede necesitar ser evaluado. Su médico puede tomar una muestra de la secreción para analizarla bajo el microscopio, observando de qué conducto se trata. Por lo general, no se encuentra nada anormal, y su médico puede seguir controlándolo durante las citas de seguimiento. Si hay células anormales en la muestra y/o hay una masa en la mama, puede ser necesario realizar más pruebas de imagen y una biopsia. Usted y su médico pueden trabajar juntos para decidir qué es lo mejor en su situación.

Infección durante la lactancia (mastitis)

Durante la lactancia, no es raro que los pezones se vuelvan dolorosos y desarrollen pequeñas grietas, especialmente cuando estás empezando. Las bacterias pueden multiplicarse en el pecho y entrar en el cuerpo a través del pezón, causando una infección conocida como mastitis. A medida que el cuerpo trata de combatir la infección, el pecho puede enrojecerse, inflamarse y volverse sensible. Otros síntomas pueden ser:

  • fiebre, dolor de cabeza, sensación general de malestar
  • un bulto en la zona
  • una secreción espesa y blanquecina del pezón
  • un absceso, o la acumulación de pus en la zona
  • La mastitis se trata con antibióticos. Debería mejorar en unos 10 días o 2 o 3 semanas como máximo. Para aliviar el dolor, los analgésicos de venta libre como el paracetamol (marca: Tylenol) o el ibuprofeno (marcas: Advil, Motrin) pueden ser útiles, junto con compresas calientes aplicadas cada pocas horas. Si se forma un absceso, puede ser necesario drenarlo con una aguja o durante un procedimiento quirúrgico menor.

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    Última modificación: 19 de octubre de 2018 a las 6:40

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