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Inervación autonómica del corazón y la vasculatura

Nervios autonómicos

La médula, situada en el tronco del encéfalo por encima de la médula espinal, es un lugar importante del cerebro para regular el flujo nervioso autónomo hacia el corazón y los vasos sanguíneos, y es particularmente importante para la regulación de la presión arterial a corto plazo. La médula contiene los cuerpos celulares de las dos principales divisiones del sistema nervioso autónomo: el simpático y el parasimpático. Los nervios simpáticos salen de la médula y descienden por la médula espinal, donde hacen sinapsis con fibras preganglionares relativamente cortas que se dirigen a los ganglios simpáticos y hacen sinapsis en ellos. Las fibras eferentes postganglionares de los ganglios se dirigen al corazón y a la vasculatura, donde hacen sinapsis en sus lugares de destino. Los nervios parasimpáticos (nervios vagos; nervio craneal X) salen de la médula como fibras eferentes preganglionares largas que forman sinapsis con fibras postganglionares cortas dentro del corazón o del tejido vascular. La actividad de las neuronas medulares está modulada por la entrada de sensores periféricos y de otras regiones cerebrales.

Regulación del control autonómico cardiovascular por la médula

El núcleo del tracto solitario (NTS) de la médula recibe la entrada sensorial de diferentes receptores sistémicos y centrales (por ejemplo, barorreceptores y quimiorreceptores). Las conexiones neuronales del NTS modulan la actividad de las neuronas simpáticas situadas en la médula ventrolateral rostral, y la actividad de las neuronas parasimpáticas situadas en el núcleo vagal dorsal y el núcleo ambiguo, de donde surgen los nervios vagos parasimpáticos (décimo par craneal). La actividad neuronal en el SNT activa recíprocamente las neuronas vagales e inhibe las simpáticas. La médula también recibe información de otras regiones del cerebro (por ejemplo, el hipotálamo). El hipotálamo y los centros superiores modifican la actividad de los centros medulares y son particularmente importantes en la estimulación de las respuestas cardiovasculares a la emoción y el estrés (por ejemplo, el ejercicio, el estrés térmico). La salida autonómica de la médula se divide en ramas simpáticas y parasimpáticas (vagales). Las fibras eferentes de estos nervios autónomos viajan hasta el corazón y los vasos sanguíneos, donde modulan la actividad de estos órganos objetivo.

El corazón está inervado por fibras vagales y simpáticas. El nervio vago derecho inerva principalmente el nodo SA, mientras que el vago izquierdo inerva el nodo AV; sin embargo, puede haber un solapamiento significativo en la distribución anatómica. El músculo auricular también está inervado por eferentes vagales, mientras que el miocardio ventricular sólo está escasamente inervado por eferentes vagales. Los nervios eferentes simpáticos están presentes en todas las aurículas (especialmente en el nodo SA) y ventrículos, incluido el sistema de conducción del corazón.

La estimulación simpática del corazón aumenta la frecuencia cardíaca (cronotropía positiva), la inotropía y la velocidad de conducción (dromotropía positiva), mientras que la estimulación parasimpática del corazón tiene efectos opuestos. Los efectos simpáticos y parasimpáticos sobre la función cardíaca están mediados por los beta-adrenoceptores y los receptores muscarínicos, respectivamente.

Los nervios adrenérgicos simpáticos viajan a lo largo de las arterias y los nervios y se encuentran en la adventicia (pared exterior de un vaso sanguíneo). Las varices, que son pequeñas dilataciones a lo largo de las fibras nerviosas, son el lugar de liberación del neurotransmisor (norepinefrina). Los capilares no reciben inervación. La activación de los nervios simpáticos vasculares provoca la contracción del músculo liso vascular y la vasoconstricción de las arterias y venas mediada por los alfa-adrenoceptores.

Las fibras parasimpáticas se encuentran asociadas a los vasos sanguíneos en ciertos órganos como las glándulas salivales, las glándulas gastrointestinales y en el tejido eréctil genital. La liberación de acetilcolina (ACh) de estos nervios parasimpáticos, que se une a los receptores muscarínicos de ACh, tiene una acción vasodilatadora directa (acoplada a la formación de óxido nítrico y a la activación de la guanilil ciclasa). La liberación de ACh puede estimular la liberación de calicreína del tejido glandular que actúa sobre el cininógeno para formar cininas (por ejemplo, la bradiquinina). Las cininas provocan un aumento de la permeabilidad capilar y una constricción venosa, junto con una vasodilatación arterial en órganos específicos.

Ver Acciones cardiovasculares de la activación de los nervios autónomos

Revisado el 12/8/16

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