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La rabia es una encefalitis letal debida a un lisavirus que se transmite principalmente al ser humano por la mordedura o los arañazos de carnívoros terrestres (principalmente perros domésticos). La aparición de los síntomas clínicos y la muerte pueden prevenirse al 100% mediante una profilaxis postexposición (PEP) adecuada que incluya vacunas e inmunización pasiva con inmunoglobulinas antirrábicas (lea nuestra hoja sobre la enfermedad). Hoy en día, de 15 a 29 millones de pacientes expuestos a la rabia recibieron la PEP cada año cuyos términos han sido actualizados por la OMS en 2018 como resultado de la experiencia del Instituto Pasteur.

«Si las medidas de prevención por lo tanto existen hoy en día para luchar contra la rabia, la oferta y la demanda son incoherentes en los países en desarrollo. Los tratamientos propuestos no se producen o no están disponibles in situ», explica Félix Rey, jefe de la Unidad de Virología Estructural del Instituto Pasteur.

El anticuerpo monoclonal RVC20: una herramienta clave para entender el virus de la rabia

El virus de la rabia solo tiene una glicoproteína (llamada G) expuesta en su superficie. Esta proteína es la responsable de la entrada del virus en la célula humana y, por tanto, es la única diana de los anticuerpos neutralizantes. A pesar de su relevancia médica, no se dispone de datos estructurales de la glicoproteína de superficie del virus de la rabia.

«Aquí informamos de la estructura de uno de los anticuerpos monoclonales (mAb) humanos más potentes y ampliamente neutralizantes, denominado RVC20 en complejo con el dominio de G que reconoce y se une», explica Hervé Bourhy, jefe de la Unidad de Epidemiología y Neuropatología de Lyssavirus del Instituto Pasteur.

Los investigadores han descrito la estructura cristalina del anticuerpo RCV20 en complejo con su dominio objetivo, uno de los principales sitios antigénicos de la glicoproteína del virus de la rabia. La estructura revela que el RVC20 involucra características altamente conservadas de la glicoproteína viral, lo que racionaliza su amplia reactividad entre las cepas del virus.

«Demostramos además que el anticuerpo monoclonal RVC20 bloquea la fusión de la membrana entre el virus y la célula» dice Hervé Bourhy. Por lo tanto, el anticuerpo bloquea la entrada del virus en la célula y la posterior propagación del virus dentro del cuerpo del huésped infectado.

Nuevas perspectivas para la prevención y el tratamiento

«Nuestro estudio también pone de relieve un importante sitio de vulnerabilidad en la superficie del virión, proporcionando una comprensión mecánica de la neutralización altamente eficiente del virus de la rabia por el anticuerpo RVC20» resume Félix Rey. Los nuevos conocimientos aportados por este estudio podrían emplearse no sólo para la profilaxis basada en mAb, sino también para futuras aplicaciones terapéuticas en casos en los que el virus ya ha entrado en el sistema nervioso y para los que aún no hay cura. «La idea de estos estudios es poder proporcionar un sustituto a la actual profilaxis post exposición para proteger de la rabia» concluye Félix Rey.

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