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Causas y consecuencias psicológicas del racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las intolerancias conexas

Preámbulo

Agradecemos respetuosamente a la Presidencia de esta Sesión Plenaria de las Naciones Unidas y a los organizadores de la Conferencia esta invitación para dirigirnos al conjunto de esta histórica conferencia. Como representantes de una Organización No Gubernamental de los Estados Unidos, y de varias Asociaciones Psicológicas Internacionales, nos complace especialmente tener esta oportunidad de sumar nuestra voz a la de las víctimas del racismo en todo el mundo.

Somos miembros de una ONG comprometida con la erradicación de la tortura psicológica y el potencial humano desperdiciado que resultan de los bárbaros, inhumanos e ilegítimos sistemas de relaciones humanas. Estamos aún más decididos a desarrollar un documento viable, vital y vivo de la CMCR; un documento que refleje las preocupaciones legítimas y los derechos humanos de cientos de millones de personas en todo el mundo para mejorar la calidad de sus vidas eliminando el peso intolerable del racismo, la pobreza, la discriminación y la tortura psicológica.

El racismo, en todas sus horribles formas, se transmite a través de las generaciones y se manifiesta en los comportamientos individuales, las normas y prácticas institucionales, y los valores y patrones culturales. El racismo sirve simultáneamente para racionalizar la dominación jerárquica de un grupo racial o étnico sobre otro u otros grupos, y para mantener las ventajas psicológicas, sociales y materiales del grupo dominante. Tanto el racismo activo como la aceptación pasiva de los privilegios basados en la raza perturban la salud mental y el funcionamiento psicológico tanto de las víctimas como de los autores de la injusticia racial.

Creemos firmemente que el respeto por la dignidad y el bienestar inherentes a cada miembro de la familia humana es el fundamento psicológico de la libertad, la justicia humana y la paz en el mundo. Este importante principio está reconocido en la Carta de las Naciones Unidas (1945), en la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948) y en todas las declaraciones y convenios posteriores sobre derechos humanos, incluida la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial (1965). Por lo tanto, instamos a la integración de las preocupaciones psicológicas y de salud mental positiva en el marco de la CMCR como condición necesaria para la aplicación efectiva de remedios, y de medidas y estrategias correctivas y preventivas.

Desarrollar remedios y estrategias correctivas

Las causas del racismo y de la intolerancia relacionada y los medios para su perpetuación son complejos, e implican vulnerabilidad y discriminación legal, desventaja económica y educativa, marginación social y política, y victimización psicológica. Por ello, instamos a los gobiernos, a las instituciones académicas y profesionales, filantrópicas, religiosas, humanitarias, profesionales y empresariales, a las organizaciones no gubernamentales y a otros grupos de la sociedad civil, así como a las Naciones Unidas, a que

  • Reconocer, proteger y promover la calidad de vida de las víctimas del racismo y otras formas de intolerancia, especialmente las mujeres y los niños, los migrantes y los refugiados, los miembros de los estados multiétnicos, los pueblos indígenas, los pueblos africanos y afrodescendientes, las víctimas de discapacidades y de trastornos físicos y mentales;

  • Establecer, respaldar y apoyar activamente desde el punto de vista financiero, institutos sobre la equidad racial y étnica y la promoción de la salud mental, al más alto nivel. Estos institutos deberían dar una alta prioridad a la investigación y al desarrollo de políticas públicas, así como a la promoción de la investigación y el desarrollo de programas relacionados con el seguimiento de los efectos del racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las intolerancias conexas; y la situación de las disparidades raciales y étnicas conexas en los ámbitos social, educativo, económico, político, sanitario y psicológico;

  • Establecer un apoyo programático a la salud mental a la par que a la salud física dentro de la Organización Mundial de la Salud y del sistema de las Naciones Unidas. Dar prioridad al racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las intolerancias conexas como elementos disuasorios del bienestar psicológico y la salud positiva y la salud mental, incluida la discriminación en el acceso y el tratamiento de la atención sanitaria y de la salud mental, y la falta de una educación culturalmente competente eficaz de los proveedores de atención médica y de salud mental;

  • Eliminar los sesgos en los instrumentos, métodos y procedimientos de investigación y diagnóstico que reflejan y perpetúan las disparidades raciales y étnicas y el racismo en las evaluaciones médicas, psicológicas y psiquiátricas, educativas, laborales y de otras instituciones;

  • Reconocer y apoyar el uso de la impresionante riqueza de los planes de estudio y recursos educativos existentes contra el racismo en todos los niveles de la educación formal para promover la comprensión de los derechos humanos, especialmente los enfoques históricos e interculturales desarrollados por la UNESCO.

  • Establecer un «punto focal» sobre la igualdad racial con base en la Oficina del Secretario General de la ONU, para supervisar y controlar la integración de las cuestiones relativas a la igualdad racial en el trabajo de todos los órganos funcionales y mecanismos especiales de la ONU, al menos igual que los previstos para las mujeres y los niños;

  • Establecer un «Instituto Internacional de Investigación y Políticas Públicas» sobre el Programa de Acción adoptado en la CMR para supervisar y evaluar la creación de capacidades para el cumplimiento de los objetivos de la CMR.

  • Gracias por su atención a nuestros análisis y recomendaciones. El sistema de racismo, discriminación racial, xenofobia e intolerancias relacionadas está ampliamente arraigado e implica privaciones y disparidades materiales transmitidas generacionalmente, acuerdos y normas institucionales, creencias e ideologías de superioridad cultural y consecuencias psicológicas negativas para los oprimidos y los opresores. Cada una de estas dimensiones del sistema de racismo debe ser abordada, si queremos revertir sus influencias para crear un mundo más humano, justo y pacífico.

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