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Igualdad vs. Equidad: 6 pasos hacia la equidad

Igualdad vs. Equidad

Esta viñeta llega al corazón de la igualdad vs. equidad en el aula. Si la igualdad significa dar a todos los mismos recursos, la equidad significa dar a cada alumno el acceso a los recursos que necesita para aprender y prosperar. Como sabemos los que somos padres, cada niño es diferente. Puede ser difícil satisfacer sus necesidades contrapuestas, pero esto es más o menos la descripción del trabajo de los padres y, yo diría, de la enseñanza. Jane podría haber enseñado a revisar párrafos hasta la saciedad, pero Verónica carecía de los elementos básicos de una frase. En su lugar, Jane proporcionó a esta alumna un recurso fundamental: la atención de su hábil profesora.

Si estamos comprometidos con el éxito de todos los niños, debemos reconocer la desigualdad de condiciones que existe para muchos: Los estudiantes de inglés como segunda lengua (ELL), los estudiantes con necesidades especiales, los niños que sufren traumas o una pobreza implacable y los estudiantes de color que se enfrentan a prejuicios inconscientes sobre su capacidad. Caminar hacia la equidad nos ayudará a crear aulas inclusivas del siglo XXI.

6 pasos hacia la equidad

Es difícil resumir lo que significa adoptar la equidad en el aula. Mi compañero y yo somos educadores veteranos en el campo de la equidad, y luchamos con esta cuestión. Teniendo en cuenta la complejidad, he aquí seis maneras de caminar hacia la equidad.

1. Conocer a cada niño: Lo primero y más importante es conocer a cada estudiante como un individuo único y con muchas capas. Aproveche la orientación de las historias para saber de dónde son, qué les gusta hacer fuera de la escuela, cómo es su familia. No te quedes con una sola historia sobre ningún niño. Cuanto más sepa, más podrá crear confianza y diferenciar la instrucción.

2. Conviértase en un demandante cálido: La autora Lisa Delpit describe a los exigentes cálidos como profesores que «esperan mucho de sus alumnos, les convencen de su propia brillantez y les ayudan a alcanzar su potencial en un entorno disciplinado y estructurado.» Una postura de equidad nos empuja a unir las altas expectativas con un compromiso con el éxito de cada niño.

3. Practicar la evaluación lean-in: A medida que se recoge la historia humana de un estudiante, se empieza a reconstruir su historia de aprendizaje. ¿Cómo aborda las tareas? ¿Cuáles son sus puntos fuertes como aprendiz? ¿Con qué tiene dificultades?

Ninguna prueba estandarizada le proporcionará datos de calidad sobre estas cuestiones. Utilice la evaluación de proximidad y la de inclinación para diagnosticar las necesidades de aprendizaje de los alumnos. Lleve un portapapeles con usted mientras los estudiantes están trabajando y tome notas cuidadosamente sobre lo que observa.

4. Flexione sus rutinas: Recuerde que las lecciones de talla única no se ajustan a todos. Jane había dominado el arte de la minilección, pero estaba perdiendo alumnos en el proceso. Esté dispuesto a flexibilizar o dejar de lado sus planes bien trazados para individualizar la enseñanza. Si sacar a un alumno de una actividad para apoyarle le hace sentir incómodo, note su incomodidad e intente no dejar que ésta controle sus decisiones.

5. Haga que el fracaso sea seguro: Enseñe a los estudiantes que el fracaso es sólo otra forma de datos. Cuando un niño siente vergüenza por sus lagunas de aprendizaje, se esconderá detrás de la conformidad silenciosa o la bravuconería y la actuación. En un aula equitativa, no hay necesidad de esconderse porque la lucha y el fracaso se neutralizan, se normalizan e incluso se celebran. Piensa en esto: Una vez a la semana, haga que los estudiantes se reúnan en grupos para compartir algo con lo que han luchado y lo que han aprendido en el proceso.

6. Vea la cultura como un recurso: Por último, no sea ciego a la cultura. Cuando ignoramos las identidades de los estudiantes, borramos lo que son en el mundo y perdemos un rico recurso para el aprendizaje. Comprenda esta sencilla y poderosa verdad que nos ofrece mi amiga Zaretta Hammond en su reciente libro Culturally Responsive Teaching and the Brain: «Resulta que la cultura es la forma en que cada cerebro da sentido al mundo». Ayude a los alumnos a activar su esquema cultural para acceder a los contenidos difíciles. Invítelos a compartir su origen, no sólo con usted sino también entre ellos. Valore y afirme todas las formas de diferencia.

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